Es una pregunta que me han hecho más veces de las que yo quisiera cuando comparto que una de mis grandes pasiones es contribuir al desarrollo personal a través de talleres grupales y sesiones individuales; me dicen cosas como: ¿Y eso para qué sirve? ¿Tú crees que yo lo necesito? ¿Eso no es para personas con problemas? Y peor aún… ¡Eso no es para mí, tengo muchas ocupaciones!
Seguramente has escuchado la historia de los 3 cochinitos, quienes decidieron hacer una casa para protegerse del lobo que se los quería comer. Uno la hizo de paja, otro de madera y el mayor la construyó de ladrillos. Y seguramente también recordarás que el lobo derribó tanto la casa de paja como la de madera con tan solo soplar fuertemente, pero no pudo hacerle ningún daño a la que fue construida con ladrillos.
¿Por qué te recuerdo esta historia? Porque al trabajar en tu desarrollo personal es como si dentro de ti, construyeras una hermosa y firme casa. De tal manera que, cuando venga “El Lobo” (retos, acontecimientos inesperados, fracasos y decepciones) tú estarás tan fuerte y tan firme que nada podrá derribarte. Cabe mencionar que para colocar cada ladrillo deberás recordar quién eres y aceptar todos tus matices.
Los ladrillos representan todas y cada una de tus fortalezas, dones y talentos (a mí me gusta decirle luces), tus sombras (aquello que te disgusta de ti), pero también de todos tus dones y talentos olvidados; cada ladrillo es unido firmemente con el cemento de la aceptación, y sellados con la confianza que brinda el autoconocimiento. Construida sobre cimientos de amor propio y protegida con el techo de la autovaloración.
¿Y te cuento un secreto? Solo tú tendrás la llave y decidirás a quién dejar pasar.
Así que la siguiente ocasión que alguien te invite a trabajar en tu desarrollo personal, recuerda esta historia y acepta construir o remodelar tu casa, que a veces también hace falta.
Gabriela Godinez
Coach y Terapeuta en Desarrollo Transpersonal.
Directora General de Poder Ser Coaching y Desarrollo Humano.